Imagina ponerte a trabajar, ver una serie o navegar por internet, mientras tu ordenador empieza a sonar como si fuese una estación espacial a punto de lanzar un cohete hacia el espacio. Este zumbido, que suele ir en aumento, termina siendo muy molesto y no siempre quiere decir que ha llegado la hora de cambiar tu PC.
Los expertos en hardware aseguran que en la gran mayoría de casos el portátil está sucio, lo que está provocando que se refrigere mal. La buena noticia es que hay varios trucos con los que pueden solucionar estos problemas y volver a trabajar en silencio. Y todo por menos de 5 euros, así que, ¿por qué no probarlo?
Hay que empezar diciendo que el ruido de los ventiladores no es el problema en sí, sino la consecuencia del resto de problemas. El ordenador detecta que el procesador está alcanzando temperaturas que pueden ser peligrosas y ordena a los ventiladores girar a las máximas revoluciones por minuto para evitar que el chip se funda. Para callarlos, hay que atacar la raíz del calor, y ahí es donde entra en juego un buen mantenimiento, que los fabricantes nunca te cuentan en sus manuales.
Cambiar la pasta térmica del ordenador
Si tu portátil tiene más de dos o tres años y nunca lo has abierto, es casi seguro que el culpable del ruido sea la pasta térmica. Este es un compuesto grisáceo, de textura similar a la pasta de dientes, que se coloca entre el procesador y el disipador de metal (la pieza de cobre o aluminio que extrae el calor). Su función es rellenar las imperfecciones microscópicas para que el calor pase del chip al ventilador eficientemente.
El problema, tal y como señalan portales especializados en reparación como iFixit, es que la pasta térmica tiene una vida útil limitada. Con el tiempo y los ciclos de calor, se seca, se agrieta y pierde sus propiedades conductoras, y cuando esto ocurre, el calor se queda atrapado en el procesador. El ordenador entra en pánico, pone los ventiladores al 100 %, pero no logra enfriarse porque el puente térmico está roto.
Pero la solución es sencilla y económica. Un tubo de pasta térmica de alta calidad (marcas como Arctic o Noctua) cuesta alrededor de 6 o 7 euros en Amazon o tiendas de componentes.
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Para cambiarla, sigue estos pasos:
- Abre la tapa trasera del portátil.
- Desatornilla el disipador.
- Limpiar los restos de la pasta térmica vieja.
- Seca con alcohol isopropílico la zona.
- Aplica una gota de pasta térmica (del tamaño de un guisante).
Al volver a montarlo, la diferencia será grande, bajando incluso hasta 15 grados la temperatura del dispositivo.
Evita el polvo
El polvo es el otro gran enemigo, y con el paso de los meses, tu portátil puede tener las rejillas de ventilación y las aspas de los ventiladores con una capa de pelusa que bloquea el flujo de aire. Si el aire caliente no puede salir, el ventilador gira más rápido para intentar compensar el atasco, generando más ruido y menos refrigeración.
Por tanto, lo ideal es limpiar el equipo con aire comprimido y una brocha suave. Es importante que mientras aplicas el aire, sujetes las aspas del ventilador, para que no giren y puedan terminar afectando la placa base.
Asegúrate de que el software va bien
Si, a pesar de haber hecho ambos pasos, todo sigue igual, es probable que el problema esté en el software del ordenador, es decir, que algún proceso se haya colgado en segundo plano. Esto hará que se use el 100 % de la CPU, lo que pondrá el ventilador a trabajar al máximo para compensar el calor.
